La memoria colectiva pareciera tener estos corsi e recorsi, estas ganas de volver de a ratos y de partir por otros. Regresos motivados por espasmos antes que por amor, y partidas basadas en el espanto más que por el olvido.
Con motivo de la celebración de la victoria argenta en las invasiones inglesas ocurridas en 1806 y 1807, nada mejor que –en buena hora- una representación en la Plaza de Mayo.
A la hora de efectuar la representación los Patricios, verdaderos Patricios, soldados… milicos argentinos, no querían morir. “Los Patricios no mueren…”. Un argumento difícil de entender en su momento, más por su lógica contextual que por su complejidad interna.
Hubo charlas con el general del Regimiento de Patricios, infructuosas, al punto que hubo que charlar con el Secretario de Cultura de la Ciudad para que interceda.
En el medio de durísimas negociaciones, continuaron los ensayos. Mientras la muerte de alguno de los Patricios era negociada entre café y café por el General y el Sr. Secretario, nuevos acontecimientos sucedían en el campo de batalla. Hubo inconvenientes pero esta vez con el Gremio de los Actores que intervenían. Esta vez los Cazadores Escoceses. “Si los Patricios no mueren, entonces nosotros tampoco”. Un argumento lineal y contundente. El planteo democrático de los actores tenía que ver con la distribución equitativa de la muerte. “Muramos un poquito cada uno…, pero así de guapos, no… qué es esto de que los argentinos no mueren, eh?” “Si al final de cuentas somos todos argentinos, loco…”
Mientras tanto, en la oficina de los cafés se barajaban diferentes hipótesis: ya habían fracasado los intentos de convencer al general la gloria que sería para el Regimiento que el pueblo vea morir a los que defendían la ciudad del ataque inglés, y el shock de marketing que significaba que la gente vea cómo los compañeros se jugaban la vida entre salva y salva, gritando entre el humo y el barro, para salvar a sus compañeros, que ensangrentados gritaban “¡¡¡¡Viva la Patria, mierda, viva la Patria!!!!” (perdón… me dejé llevar). Tampoco lo convencían la mirada y la arenga del Jefe de la Reconquista, Santiago de Liniers. Al fin y al cabo, era un francés… y el actor era puto. Y que te quede claro… que ningún puto va a andar mandoneando a los Patricios. Y además, si algún Patricio muere, es porque seguro que el puto dio mal las órdenes, en vez de hacerse romper el culo por algún inglés. Por qué no ponen al puto de Liniers a hacer de costurerita de Mariquita Sánchez de Thompson… ehh!!!???.
El argumento que pareció convencerlo era que podían morir los soldados castigados… es decir, los vagos, los tagarnas. Eso, General, agarre 15 o 20 de los más tagarnas, bípedos reclutones, y los hacemos morir para la gloria del Regimiento. ¿no le va esa?
En el campo de batalla, el puto de Liniers se probaba peluquines frente a un espejito monono, los Cazadores fumaban porro con los soldaditos Patricios tirados en la pirámide cantando “Sueño de Valeriana”, el Director de la obra hablaba por celular como loco con la Asesora histórica de Ciudad de Buenos Aires, que a su vez en la oficina le hacía señas al Sr. Secretario para ver qué onda.
El General indignado por el número de bajas que le pedía el Secretario, le espetó “la sangre derramada no será negociada”. El Secretario lo mira como quien tiene un deja vu, y finalmente contesta “… eso no tendría que decirlo yo? De todas maneras, 20 soldados tagarnas no me parecen tanto…”. “No tengo 20 tagarnas, tengo 5” Bueno 5, cerremos trato. Trato hecho.
El Secretario le hace señas a la Asesora, la Asesora lo mira y le explica que tiene 300 actores en escena, que cinco no se va a notar una mierda. El Secretario la mira diciéndole que habían muerto 200 trágicamente y que no era políticamente correcto poner más muertos en la calle… Que se fije que mueran más del otro lado.
Suena el celular, atiende el Director. “Quéeee!!! Cinco nada más?” Bueh… “Sargento, dice su general que tienen que morir cinco”. El sargento apoya el vaso de coca cola en la puerta trasera del Unimog, y se pone a elegir los muertos.
Horas más tarde el director le pregunta a la asesora… qué vamos a hacer con esto??? Ya sé… vamos a usar más extras! Y armamos por anticipado el Regimiento de Pardos y Morenos… y a esos los matamos a todos. Pero qué buena idea!!! Al final vamos a interpretar aunque metafórico, algo bien realista. Listo!!, y matamos también al Negro Falucho… No nabo, eso es después… Bueno, loca, no te pongas fina con las fechas… al final, es una metáfora. Sep… una metáfora, y que Vivan los Patricios!!!, que mueran los Negros…
…y que la muerte los tiña de gloria!