Y entonces llegué a la Básica, un poco ya resignado a encontrarme en la vereda del "Nido del Carancho" a la Bernarda y al Mono Nimerfo cabizbajeando, tirando piedritas a la foto que habían recortado de Cleto en una revista de cuarta. Resignado digo porque no encontraba los ánimos todavía para conducir, para empujar.
Tenía ganas de sentarme con ellos, veredear callado. Acompañar los suspiros de la Bernarda y regocijarme en secreto con el silencio que pocas veces lo asalta al Mono Nimerfo, porque ahí lo descubro más humano que nunca.
Y así llegué hasta la puerta, con nadie que espere. Adentro tampoco nadie, nadie... Sólo risas... ¿¿¿risas???? venían de la cocina, risas de la Bernarda. Pispeo, y lo veo al Mono sonreirle a una silueta de espaldas que no alcanzo a distinguir. Sopetoneo la puerta y ahí nomás increpo con que qué mierda de risas ni que garcha carajo que estamos tristes y todo lo que ya sabemos. Y ahí la Bernarda me mira con un lagrimón en el ojo junto a esa sonrisa que me puede y me dice "Mich, mirá quién volvió". Y ahí se da vuelta la Sori que sonríe, que saluda con su manito y dice "Hooooliiiiiissssssssssssssssssssssssssss. Estaba tan triste que quise volver..." y ahí nomás nos abrazamos, con el Mono, con la Bernarda, con la Sori. Esos abrazos de eternidad.
- Bienvenida Compañera... Bienvenida.
Y el Mono empezó otra vez a pensar y buscar libros, videos y fotos para el Curso de Formación y Actualización Doctrinaria para la Compañera Sori.
Y yo imaginaba todos aquellos compañeros y compañeras que quisieran volver a golpear las puertas de la Básica. Y pensé en Criminal, y pensé en el Negroshot, y en el Compañero Gordini, y en tantos otros que los intuía más cerca que antes. Y pensé también en el Amperio, y en los Chatitos... y un oscuro deseo me decía "ojalá que también le golpeen las puertas de su rancho, que vuelvan los compañeros, que vuelvan carajo mierda que los queremos acá, que vuelvan los compañeros que no hay que dar un paso atrás, que vuelvan los compañeros a todos nuestros ranchos, a las básicas, a verlo al Amperio, a la Rambonarda,... a todos lados, carajo que vuelvan los compañeros... que vuelvan, que vengan, que se acerquen a este fogón puta madre".
Así que entre moco, lágrima y carcajada la Bernarda se fue a hacer una tortita bien peronista de bienvenida, el Mono seguía refunfuñando buscando material, la Sori hacía preguntas , y yo hacía unos mates...
Clap clap y seguían las risas, clap clap y nosotros en la nuestra, clap clap y la alegría de volver a vernos, hasta que los aplausos se tornaron en timbres evidentes y la puerta fue golpeada ya con cierto tono de impaciencia. Nos miramos los cuatro, la Sori abre, y detrás de la línea de sentencia una señorita dice,
- Buenas tardes...
- Buenas tardesssss
- Soy Teresa Corach ... ¿Acá es el peronismo?
El Mono miraba estupefacto, Bernarda ahogó una carcajada, la Sori asentía con la cabeza y nos miraba como diciendo ("¿no que sí?"), y yo como pude le pregunté
- Teresa cuánto? ¿Corach? algo que ver con...
- No, nada que ver.
- Ah... ehhhh, venga Compañera pase pase!
- Gracias.
- quiere unos mates con torta?
Y así empezó esa tarde, sin saber cómo sería el día de mañana. Sin saber absolutamente nada.
Pero así y todo, con la voluntad de pintarle la cara a la muerte.